sábado, 14 de febrero de 2009

LA VIDA CONDENADA

“Ramón Acín escribe cuentos porque parece que el tiempo no le permite escribir novelas. Por eso sus personajes callan más de lo que dicen, porque algo en el pasado les ha robado la vida. Escritura del desencanto. Con mucho del Saura que guarda el libro. De Saura y de Goya, sobre el que trabajo Saura. La luz de Kafka que lo rodea todo, personajes poseídos por un extraño pecado del que no podrán librarse y cuya única solución es relatarlo una y otra vez. Y lo mejor es reírse del pecado. No ser un K cualquiera, resignado. La literatura de Ramón Acín es como un cuadro de Baselitz. Y el expresionismo literario ha ido ligado a la pintura. Los dibujos de Kafka y los escritos de Grosz. La vida condenada relata vida: tan bien contadas” (Félix Romeo. EL PERIÓDICO DE ARAGÓN)

“La vida condenada no es un libro fácil ni pretende serlo. Su lenguaje es denso, ricaz, muy consciente de su artificio y de sus riesgos y por tanto discutible. Acín propone una restauración de la lengua literaria, un retorno a la pureza del Siglo de Oro y la expresividad de la novela picaresca. El libro posee una corriente de ternura, de compasión y de fatalidad, y acrecienta la intención y la originalidad de la obra de ficción de Ramón Acín, un autor cuya producción hasta el momento aparecía inscrita en la esfera de la crítica, la divulgación y el ensayo. El monstruo que nos habita es una criatura malherida por el desgarro, una pena inconfesable o, como sucede aquí, por una desolación sin resquicios. El monstruo somos nosotros, condenados por el inexorable vacío de soledad” (Antón Castro. Libros. El PERIÓDICO DE ARAGÓN)