sábado, 14 de febrero de 2009

EN CUARENTENA. LITERATURA Y MERCADO

Ramón Acín reúne en su personalidad la experiencia directa de casi todos los papeles que se pueden desarrollar en el marco de lo que un importante sector de la teoría actual, de impronta empírica y reconocido pragmatismo, denomina «sistema literario». Es, ante todo, un buen lector, primero de aquellos roles que se suele adoptar, pero desde semejante función primordial ha ido ejerciendo sucesiva o simultáneamente la de creador de relatos, la de profesor de literatura, la de critico en periódicos como el «Heraldo de Aragón» o «Diario 16», y la de director de colecciones, por ejemplo las «Crónicas del alba» editadas por el Gobierno de Aragón, o revistas culturales como «El bosque». Después de haber publicado en 1991 un interesante ensayo titulado «Narrativa o consumo literario», vuelve ahora, con la presente obra, a incidir en un tipo de estudios no excesivamente frecuente entre nosotros, pero en todo caso fundamental para comprender la vera realidad de la literatura en estos momentos de posmodernidad. Me refiero a la línea trazada desde Theodor Adorno, Walter Benjamin y, en general, la escuela de Frankfurt hasta dibujar los componentes materiales y economicistas de la producción artística y literaria, línea de la que vienen expresiones como por ejemplo «industrias de la lengua» o «de la literatura» que a nadie sorprenden ya, pues reflejan una evidencia irrefutable. A ello se refiere el subtítulo de Ramón Acín: Literatura y mercado. Y el título propiamente dicho de su ensayo apunta una actitud pesimista que a lo largo de sus páginas tiene lógicamente su confirmación. La literatura está, efectivamente, en cuarentena, aquejada de males que ponen en solfa su propia esencia: en especial el predominio de los elementos económicos de la industria que alimenta sobre la libertad del creador, y el debilitamiento en el seno de la obra misma de su voluntad, en cuanto discurso verbal, de perpetuarse inalterable en el tiempo. A este respecto, Acín encuentra síntomas muy preocupantes: lo que Gules Lipovetski denomina «el imperio de lo efímero», sustanciado en textos supuestamente literarios pero realmente «de usar y tirar» a los que el novelista Javier García Sánchez ha calificado de «libros tetrabrik», y la proliferación del escritor «profesionalizado, Bajo la férrea tutela de una industria editorial que, ante todo, busca beneficios, casi único sustitutivo, muy fiel a la época, de las diversas Formas de entender, en otros momentos, la !anea de la industria cultural». Aunque a lo largo de sus exposiciones Ramón Acín venga a coincidir frecuentemente con elaborados planteamientos teóricos en la línea antes apuntada, su libro aparece liberado de estas ataduras. Amén de coincidencias parciales con la «Empirische Literaturwissenschaft» de Sigfried J.Schmidt y el grupo germano Nikol, con los llamados «polisitemas» de Itamar Even Zohar y su desarrollo desde Lovaina por José Lambed, destaca en especial la concomitancia entre la metodología implícita en estos trabajos de Ramón Acín y el desarrollo por parte del sociólogo y antropólogo francés Pierre Bourdieu de su teoría del «champ littéraire», en el que cabe distinguir el «sub-campo de la gran producción» -la literatura de consumo masivo- y el «sub-campo de la producción restringida». Estamos, en definitiva, ante una colección compuesta por siete ensayos previamente publicados en revistas como «Ínsula», «Leer», «Lucanor» o «Barca-rola», que según su autor nos adelanta son textos de circunstancias, volcados más en el resumen interpretativo de la realidad literaria que en la propia investigación, con el deliberado propósito de «más mostrar que demostrar». En este sentido, «En cuarentena» cumple cabalmente su objetivo, pues viene a ser algo así como los «informes de coyuntura» que continuamente elaboran los investigadores de la Economía para orientar la toma de decisiones financieras o políticas, adelantándose a lo que serán más tarde análisis más profundos y elaborados. La coyuntura a la que se refiere Acín comprende más o menos el período de gobierno del partido socialista en España, pues el «terminus a quo» se sitúa en los primeros años ochenta y las referencias finales corresponden a 1993-1994, con la indudable expansión inicial de nuestra literatura, tanto entre sus lectores naturales como en el extranjero, el complejo proceso de la concentración editorial ya consolidado y el afianzamiento de un sistema homologable al de los países desarrollados, regido por la regla que Ramón Acín formula así: «El consumo manda y está ávido de novedad». De los siete ensayos que componen «En cuarentena» son especialmente destacables los tres primeros. El inicial trata de la literatura y los medios de comunicación, y los otros dos de diferentes aspectos de las difíciles relaciones entre la creación literaria, la industria y el comercio. En el capítulo quinto Ramón Acín examina el campo de nuestra novela actual a la luz de sus conclusiones previas, y confirma su diagnóstico de trivialización y banalidad al encontrar en ese género rasgos tales la huida de la realidad inmediata, la frivolidad y falta de sustancia o el refugio en el yo. Pese a su marcado pesimismo, no deja de proponer soluciones que serían algo así como el tratamiento imprescindible para que el paciente saliese con éxito de su cuarentena: la atención al lector selecto; la revitalización de la lectura en un mundo devaluado culturalmente, para lo que considera insustituibles la familia y el sistema educativo; la rehumanización de la enseñanza «lanzada hacia los "totems" de la tecnología y de la ciencia práctica»; el empleo de la televisión y la Prensa al servicio de todo ello, y la vigorización de las bibliotecas abiertas al público. La obra se completa con tres piezas más, dedicada la primera de ellas a trazar un panorama del cuento español entre 1975 y 1990, trabajo escrito para una benemérita revista de Pamplona, «Lucanor», que mantiene encendida la antorcha de este género ceniciento pero profundamente literario, y dos panoramas finales, más noticiosos que valorativos, correspondientes al desarrollo de nuestra literatura hasta ya entrados los años noventa. Pese a su condición de libro facticio, desprovisto de unidad a priori, y pese también a cierto faprestismo del que adolece su escritura («Finalmente, apuntar que el gran debate en la contabilidad de los suplementos literarios...», «los sempiternos problemas que han acompañado siempre al sector industrial del libro literario...») y su sucinto aparato documental (el coautor, junto a Ramón Hernández, de la antología citada en la página 73 no es García, sino González del Valle), «En cuarentena», de Ramón Acín, representa un testimonio muy apreciable de nuestra actualidad cultural, escrito desde una atalaya que intenta armonizar lo apocalíptico con lo analítico. (DARÍO VILLANUEVA, ABC literario)