sábado, 14 de febrero de 2009

HERMANOS DE SANGRE

Hay dos maneras de escribir la palabra historia: con la hache mayúscula de los acontecimientos que viven en los manuales v con la minúscula de las aventuras y desventuras privadas, que suelen acabar en el olvido. Pocos autores logran reunir las dos en una misma obra. Ramón Acín es uno de ellos, y por esa razón sus libros, además de emocionantes, son necesarios, porque nos recuerdan que escribir es rescatar la verdad de entre las sombras en que la esconden los soldados de la ignorancia y la mentira. (Benjamín Prado) 

“Los catorce cuentos de Hermanos de sangre son otros tantos asedios a la vivencia de la realidad. El resultado de las experiencias mostradas es poco positivo. La vida va desde el dolor, el miedo, el deseo o la frustración, hasta lo incomprensible, pasando por el determinismo de las circunstancias. Esta relativa variedad de las piezas dentro de un fondo unitario se da también en la forma. La presencia de ciertas figuras (niños, abuelos, un misterioso primo) o escenarios (cementerios) funciona como un nexo. En unas piezas predomina la emoción y en otras se impone lo analítico (a esto se deben los pronombres Él o Ella con mayúscula en sustitución del nombre de diferentes personajes). El realismo casi localista, tal como gustaba a otro autor de la tierra, Sender, se empareja con un antinaturalismo verbal. En suma, nos hallamos ante un acertado juego de vínculos y contrapesos que pivota sobre la creencia de un personaje que, sin duda, asume el propio autor. En conjunto, Acín nos brinda con estas intensas historias un valioso asedio a la naturaleza humana estimulado por un impulso vital básico: la rememoración” (Santos Sanz Villanueva. El Cultural. EL MUNDO) 

“Borges dijo que hay dos tipos de narradores, los que todo lo fían a la expresión, y los que buscan ese silencio que crece al borde de las palabras. Los primeros querrán convencernos del atrevimiento de sus ideas, de la audacia de sus juicios, del poder incomparable de su estilo; la búsqueda de los segundos será acercarse a ese silencio que hay siempre más allá de lo que se cuenta. Ramón Acín se atreve con ese silencio. Por eso sus relatos nos conmueven… Recordamos los relatos de nuestros padres pero aún más lo que callaban. Y eso ha hecho Ramón Acín al escribir este puñado de relatos: dejar espacio para que ese relato tanto tiempo silenciado pueda escucharse. John Berger dijo que la literatura era el lugar del perdón. Los relatos de Hermanos de sangre nos dicen que es posible encontrar un lugar así, un lugar desde el que empezar de nuevo. Basta con ser fieles a las historias que viven en nuestro corazón” (Gustavo Martín Garzo. CUADERNOS HISPANOAMERICANOS)

“Ramón Acín, autor entre otras obras de La marea y Cinco mujeres en la vida de un hombre, tiene interés por exorcizar las broncas familiares y las luces y las sombras de un pasado cuchicheado, pues sin someterá sus personajes a examen de conciencia hace buena la crónica sentimental que provoca el odio, ya venga de una guerras o de unos perversos desencuentros… Hermanos de sangre es un manifiesto contra el horror a odiar y ser odiado por el más próximo que es al fin y al cabo quien más dolor provoca” (María José Obiol, Babelia. EL PAÍS)

“Siendo completamente distintos, recomendaría los volúmenes de Ramón Acín (Hermanos de sangre, Páginas de Espuma) y Montero Glez (Besos de fogueo, El Cobre), cuya prosa se ajusta a la perfección a lo que desea contar...”

                               Fernando Valls. La narrativa española en el 2007. Ínsula, nº 735, Marzo, 2008