martes, 28 de mayo de 2013

ABRIR LA PUERTA


 Por Fernando P. Fuenteamor  en  Divertinajes. com ("El prado eléctrico")
 
Ramón Acín, además de catedrático eminente, es un hombre de una vocación literaria telúrica y su multiplicidad de facetas nos ha dado a través de los años una obra personal importante en volumen y calidad. Acín no es lo que entendemos por un escritor popular, tampoco le hace falta, la verdad. Él llega al lector por otros caminos más personales y más íntimos y el que lo lee una vez es seguro que volverá a hacerlo en todas las ocasiones que vuelva a publicar guiado por una fidelidad que se basa en que su escritura nunca defrauda y las más de las veces sorprende y deleita.
Abrir la puerta (Traspiés) no es una excepción. En esta exquisita colección de cuentos, el autor nos invita a pasar al otro lado de la puerta proveyéndonos de una llave, que nos permitirá penetrar en las vidas de una galería de personajes tan impares como sus historias, desde Cioconda, la radiante, que abre la colección a Hachikó que la cierra, vamos a descubrir una procesión de personajes espurios que funcionan como afluentes de un todo que, a veces, parece bifurcarse en meandros que transitan lugares y tiempos diferentes pero que finalmente se agrupan en único estuario para desembocar en una de las lecturas más gratificantes que un lector pueda alcanzar.
Acín ama las palabras porque las conoce; nunca las fuerza, pero la mayoría de las veces las transfigura de tal manera que se diría es la primera vez que las escuchamos. Hace de la ironía un arte y del bizarro una metáfora de la insulsez de nuestras vidas. Trastocando el análisis de lo que entendemos por “realidad”, logra, además, que reflexionemos sobre temas, que pensamos importantes, como la vida, la muerte, el amor más o menos fou, la impostura, pero siempre haciéndonos sonreír.
Su estilo es claro, y su prosa una exhibición de recursos destinados a situar al personaje de la forma más conveniente en la mente del lector.
Este pequeño opúsculo, apenas ciento veintidós páginas, es un verdadero regalo para los sentidos que nadie debería perderse.